Las teorías sobre la personalidad difieren entre sí en una serie de cuestiones básicas que a menudo dependen de la perspectiva adoptada.
Estas cuestiones tienen que ver con la mayor o menor importancia que se otorga a los factores biológicos o a los factores sociales a la hora de explicar nuestro modo de ser. Cuáles son las motivaciones básicas que nos hacen ser o actuar de un modo determinado, hasta qué punto son flexibles y consistentes nuestros rasgos de personalidad, si intervienen o no mecanismos de naturaleza inconscientes, o los planteamientos de base acerca de nuestra naturaleza y condición humana.
Hoy en día los psicólogos hablan del modelo de los cinco factores: Estabilidad, Extraversión, Franqueza, Cordialidad y Escrupulosidad (1).
La estabilidad se refiere al grado de equilibrio o desequilibrio emocional. Podemos decir que las personas inestables son más impulsivas, vulnerables y perderían el control con facilidad. Estas personas se comportan de la misma forma conduciendo un vehículo y por lo tanto son conductores agresivos. Por el contrario los conductores estables se identifican con este rasgo, siendo tranquilos y precavidos.
Cuando hablamos de extroversión nos referimos a las relaciones sociales y la forma de interactuar con los demás. De acuerdo a esto, una persona extrovertida tiende a ser expansiva, vitalista y decidida, con lo cual se comporta como un conductor poco respetuoso del resto de la comunidad vial. Hablando de los introvertidos nos encontramos con personas más pasivas y reservadas, que al conducir un automóvil son los que realizan las maniobras más lentamente.
La franqueza está relacionada con buscar activamente y tener nuevas experiencias. Los individuos con apertura que tienen curiosidad, imaginación y valores poco convencionales son los que al momento de conducir presentan poco apego por las normas de tránsito. Si ponemos nuestra mirada en los herméticos que son convencionales y rígidos, vemos que al momento del volante se caracterizan por una estricta conducta y respeto por los demás integrantes de la comunidad vial.
Si de cordialidad se trata hablamos de la disposición hacia el prójimo y la facilidad de conectar con los demás. Las personas cordiales tienden a ser bondadosas, confiadas y dispuestas a ayudar, por lo que inferimos un comportamiento de gran responsabilidad al conducir y tratando de no interferir la marcha de los otros automovilistas. Si nos referimos a los opuestos, son desconfiados, irritables y vengativos con lo que se presentan como muy peligrosos por su actitud de pagar con la misma moneda.
La escrupulosidad hace referencia a la mayor o menor organización, disciplina y perseverancia para conseguir sus metas. Las personas escrupulosas son trabajadores, ambiciosos y con mucha motivación, por lo tanto al conducir un vehículo se comprometen con lo que están haciendo para poder llegar a destino sin inconvenientes. Los inescrupulosos suelen mostrarse indolentes, negligentes y con poca capacidad de sacrificio y estas características nos hablan de un conductor con muchos problemas para sí mismo y los demás automovilistas.
De acuerdo a lo observado anteriormente llegamos a la conclusión de que existen personalidades con las cuales se debe trabajar con mayor profundidad para lograr que todos los integrantes de la comunidad vial tengamos una mejor convivencia con la menor cantidad de accidentes posibles, que redundará en una mejor seguridad vial para todos.
Ing. Fernando Pons
Titular Escuela de Manejo
Persé Recursos Humanos
1 – Francisco Alonso, Cristina Esteban, Constanza Calatayud, Juan Carlos Pastor, Beatriz Alamar y José Medina, Cuadernos de reflexión y Actitudes, 2007.